La preservación del Corán : El Corán Escrito
El Corán entero fue puesto por escrito en el momento de la revelación, siguiendo el dictado del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Fue escrito por algunos de sus compañeros más instruidos, el más prominente de ellos fue Zaid Ibn Zabit. Otros de sus escribas fueron Ubai Ibn Ka’b, Ibn Mas’ud, Mu’awiah Ibn Abu-Sufian, Jaled Ibn al-Walid y Zubair Ibn Awwam. Los versículos del Sagrado Corán fueron grabados sobre cuero, en pergaminos, en huesos de animales y en hojas de palmeras.
La compilación del Corán (en formato de libro) se llevó a cabo luego de la Batalla de al-Yamamah (11H/633 DC), después de la muerte del Profeta, durante el Califato de Abu Bakr. Muchos compañeros que combatieron en la batalla cayeron mártires. Por este motivo se temió perder partes del Corán con la muerte de aquéllos que lo habían memorizado, y se corría entonces el riesgo de que partes del libro desaparecieran. Por consiguiente, Umar sugirió recopilar el Corán pidiéndole a Zaid ibn Zabit que encabezara un comité que reuniera las escrituras esparcidas del Corán y preparara un mus-haf – compendio de los escritos que contenían la revelación. Para salvaguardar esta recopilación de los errores, el comité aceptó sólo material que había sido escrito en la presencia del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), y que podía verificarse por lo menos con el testimonio fiable de dos personas que realmente habían oído al Profeta recitar el pasaje en cuestión. Una vez completado y unánimemente aprobado el trabajo por los Compañeros del Profeta, estas hojas se guardaron en la época del Califa Abu Bakr (13H/634 DC), luego quedó en poder del Califa Umar (13-23 H/634-644 DC), que era uno de los principales compañeros y padre de la viuda del Profeta, Hafsah.
El tercer Califa fue Uzmán Ibn Affán (23-35 H/644-656 DC); éste le pidió a Hafsah que le enviara el manuscrito del Corán que ella había guardado, y ordenó la reproducción de algunas copias exactas de él (se las llamó masaahif, plural de mus-haf). Esta tarea se confió nuevamente a compañeros como Zaid Ibn Zabit, Abdullah Ibn Az-Zubair, Ibn Sa’id, y Abdur-Rahman Ibn Hariz. Luego de este trabajo (en el año 25 H / 646 DC), Uzmán devolvió el manuscrito original a Hafsah y envió las copias a las provincias islámicas más importantes.
Varios eruditos no musulmanes que han estudiado el tema de la recopilación y preservación del Corán, han declarado su autenticidad. John Burton, al final de su trabajo sobre la recopilación del Corán, dice lo siguiente:
“…el texto ha llegado a nosotros en la forma en que era organizado y aceptado por el Profeta…. lo que nosotros tenemos hoy en nuestras manos es el mus-haf de Muhammad”.
Kenneth Cragg, describe la transmisión del Corán en tiempos de la revelación y hasta la actualidad como: “una sucesión viviente e irrompible de devoción”.
Schwally concuerda con esto:
“Aunque en algún momento la revelación estaba fraccionada, nosotros podemos estar seguros que su texto se ha transmitido exactamente como le fue revelado (al Profeta)”.
La credibilidad histórica del Corán está establecida además por el hecho de que una de las copias que mandó el Califa Uzmán todavía se conserva hoy. Se encuentra en el Museo de la Ciudad de Tashkent en Uzbekistán, Asia Central. De acuerdo con Memory of the World Program de la UNESCO, una entidad de las Naciones Unidas: “esta es la versión definitiva, conocida como el Mus-haf de Uzmán”.
Existe una reproducción de la copia de Tashkent que está disponible en la Biblioteca de la Universidad de Columbia en Estados Unidos. Esta copia es prueba de que el texto del Corán que nosotros tenemos en circulación hoy, es idéntico al del tiempo del Profeta y sus compañeros. Una copia del mus-haf fue enviada a Siria (se la reprodujo antes de que un incendio en 1310 H/1892 DC destruyera la mezquita central donde fue guardado) También existe una copia en el Museo de Topkapi en Estambul, y un manuscrito antiguo en cuero de gacela se conserva en Dar al-Kutub en Sultaniyyah, Egipto. Los manuscritos más antiguos de todos los períodos de la historia islámica que se encuentran en la Biblioteca del Congreso en Washington, en el Chester Beatty Museum en Dublín (Irlanda) y en el Museo de Londres, han sido comparados con los de Tashkent, Turquía y Egipto, y los resultados confirman que no se ha realizado ningún cambio en el texto desde el tiempo de su escritura original.
Por ejemplo, el Instituto Koranforschung de la Universidad de Münich (Alemania), había reunido más de 42.000 copias antiguas completas o parciales del Corán. Después de aproximadamente cincuenta años de investigación, informaron que no había ninguna variante entre las diferentes copias, exceptuando los errores ocasionales del copista que pueden identificarse fácilmente. Este Instituto fue destruido, desgraciadamente, por los bombardeos durante la segunda Guerra Mundial.
Así, debido a los esfuerzos de los Compañeros, con la ayuda de Dios, el Corán, tal como lo conocemos hoy en día, se recita de la misma manera como se reveló. Esto lo convierte en la única escritura religiosa que todavía se mantiene inmaculada y se preserva en su idioma original. De hecho, como Sir William Muir declara: “no hay ningún otro libro en el mundo que se haya mantenido inalterado durante doce siglos (ahora catorce)”.
La evidencia confirma la promesa de Dios en el Corán:
“Ciertamente Nosotros hemos revelado el Corán y somos Nosotros sus custodios”. (Corán 15:9)
El Corán es el único libro que ha sido preservado en ambas formas, oral y escrita; y cada forma confirma la autenticidad de la otra.